Solidaridad intergeneracional: por una sociedad para todas las edades

El 29 de abril se celebra el Día Europeo de la Solidaridad y la Cooperación entre Generaciones. Una jornada para reivindicar que es posible una sociedad para todas las edades. Además es necesario para conseguir una sociedad inclusiva y justa para todas las personas. Una sociedad que de verdad progresa es aquella que fomenta la convivencia intergeneracional, y contempla a todas las personas que la conforman.

El objetivo de celebrar este día es permitir la inclusión y participación de las personas mayores, visibilizar y reconocer su contribución a la sociedad actual. Y con todo esto, favorecer una mayor solidaridad intergeneracional.

Y es que una sociedad para todas las edades permitiría, según Naciones Unidas, “la inversión de unas generaciones  en otras y compartir los frutos de tal inversión, guiadas por los principios gemelos de reciprocidad e igualdad”.

El primer Día Europeo de la Solidaridad y Cooperación entre Generaciones se celebró el 29 de abril de 2009, impulsado por distintas organizaciones no gubernamentales como la Plataforma Europea de Personas Mayores (AGE) y el European Youth Forum (YFJ). Estas tomaron como punto de partida las conclusiones recogidas en el Libro Verde de la Comisión Europea sobre retos demográficos (2005), que plantea la necesidad de reforzar la solidaridad intergeneracional y permitir que las personas mayores puedan seguir contribuyendo al desarrollo si así lo desean.

Los beneficios de la intergeneracionalidad

La intergeneracionalidad promueve el desarrollo y la participación social, y además genera una nueva cultura de entendimiento en el proceso del envejecimiento y la vejez. 

Y por esta razón, la Fundación Colisée la introduce en muchos de sus programas como ‘Historias para recordar’, ‘La maleta del tiempo’ o ‘PotenciArte‘. Un objetivo esencial: favorecer la proximidad y el conocimiento de dos colectivos que suelen mantenerse en los márgenes sociales: las personas mayores, que se sitúan en el pasado y los jóvenes, que se sitúa en el futuro. Y de esta manera reciben la exclusión de ocupar el presente.

Cuando se organizan acciones y proyectos que recogen la intergeneracionalidad, los jóvenes mejoran su autoestima, fomentan su empatía y estimulan su cooperación hacia las personas mayores.  También aumentan su autoconfianza y aumentan su autoconocimiento, al aproximarse a su cultura y tradiciones a través de la voz de las personas mayores.

Por otra parte, las personas mayores también incrementan su autoestima y autoconfianza. Y al participar en estas acciones intergeneracionales, disminuyen las situaciones de aislamiento y el riesgo de soledad no deseada.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, es necesario reivindicar el rol de las personas mayores dentro de la sociedad. Porque el hecho de alcanzar  una cierta edad, no significa el fin de la existencia. Es clave, trabajar por un envejecimiento positivo, digno e incluyente. Para ello, el estímulo y desarrollo de las relaciones intergeneracionales es esencial para alcanzar una sociedad para todas las edades. 

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